¡Nuestro chat será con vosotros, hombres!
¿Sabías que existe un cáncer que afecta a los testículos? ¿Y que es más común en la población más joven?
El cáncer testicular representa alrededor del 5% de todos los casos de cáncer en hombres. Se cura fácilmente cuando se detecta a tiempo y tiene una baja tasa de mortalidad.
Aunque poco frecuente, es preocupante porque la mayor incidencia se da en hombres en edad laboral -entre 15 y 50 años-. En esta fase, existe la posibilidad de que se confunda o incluso enmascare con una orquiepididimitis, que es la inflamación de los testículos y el epidídimo, canales situados detrás de los testículos que recogen y transportan el esperma, enfermedades que suelen transmitirse por vía sexual.
El cáncer de testículo tiende a crecer rápidamente y es relativamente frecuente que se detecten metástasis en el momento del diagnóstico. En situaciones más avanzadas, las metástasis pueden extenderse a los ganglios linfáticos* del tórax, los pulmones, el hígado, los huesos e incluso el cerebro.
*¿Qué son los ganglios linfáticos? son pequeñas estructuras que actúan como filtros de sustancias nocivas. Contienen células del sistema inmunitario que ayudan a combatir las infecciones atacando y destruyendo los gérmenes que transporta el líquido linfático.
¿Y cuáles son los síntomas?
El más común es la aparición de un bulto duro, normalmente indoloro, del tamaño de un guisante. Pero debe estar atento a otros cambios, como un aumento o disminución del tamaño de los testículos, endurecimiento, dolor impreciso en el bajo vientre, sangre en la orina y aumento o sensibilidad de los pezones. Si se observa algún cambio, debe consultarse a un médico, preferiblemente un urólogo.
¿Cómo diagnosticar?
Aunque el cáncer de testículo es un tipo agresivo, con una alta tasa de duplicación de células tumorales (lo que hace que la enfermedad progrese rápidamente) , también es fácil de diagnosticar y tiene una alta tasa de curación, ya que responde bien a los tratamientos de quimioterapia. El diagnóstico se realiza mediante ecografía del escroto y medición de marcadores tumorales en la sangre.
La autoexploración de los testículos es un hábito importante para el diagnóstico precoz de este tipo de cáncer. Aunque no existe un protocolo establecido, debe fomentarse la autoevaluación y recomendarse la asistencia médica en caso de alteraciones o dudas. En otras palabras, es importante revisar los testículos.
El cáncer de testículo tiene tratamiento
El tratamiento inicial es siempre quirúrgico. Si el nódulo es pequeño y los marcadores tumorales son normales, puede optar por una biopsia (extracción de un fragmento de tejido para examinarlo al microscopio). Los resultados de la prueba se facilitan durante la intervención quirúrgica. Si el testículo da positivo para cáncer, se extirpa parcial o totalmente. Lo más habitual es extirpar por completo el testículo afectado. La función sexual o reproductiva del paciente no se ve afectada, siempre que el otro testículo esté sano.
El tratamiento posterior puede ser radioterapia, quimioterapia o control clínico. La complementación dependerá de una investigación, que evaluará la presencia o posibilidad de propagación de la enfermedad a otros órganos.
¿Cómo prevenirlo?
Por desgracia, no existen métodos científicamente probados para prevenir el cáncer testicular. Es más probable que esta neoplasia esté relacionada con una historia previa de criptorquidia (niños que nacen sin un testículo dentro del escroto/saco testicular), especialmente cuando no se corrige o si se corrige tarde (después de los 2 años de edad). Otros factores de riesgo son los antecedentes personales y/o familiares de neoplasia testicular y el desarrollo testicular anormal.
La salud masculina también necesita atención y cuidados. Si tiene dudas, póngase en contacto con un urólogo para una consulta más precisa.
Fuente: INCA